viernes, 18 de julio de 2008

CUIDAR LA ESPALDA DURANTE EL EMBARAZO


Es frecuente que durante el embarazo aparezca dolor lumbar o ciática porque el peso provoca que la musculatura de la espalda se sobrecargue y se contracture. También pueden aparecer dolores de espalda después del parto, especialmente si el esfuerzo muscular ha sido muy grande, si hay una dilatación excesiva de la pelvis o si se produce una luxación del coxis.
(Dr.Bartolomé Beltrán).-
En muy pocas ocasiones el dolor es consecuencia de una alteración de la columna vertebral. Dentro de su rareza, la alteración orgánica que aparece con mayor frecuencia durante el embarazo es la hernia discal y los estudios realizados demuestran que ocurre en menos de uno de cada 10.000 embarazos.
Tras el parto también es frecuente sentir dolor en la zona baja de la espalda. Muchas veces se debe a uno o varios de los mecanismos musculares que se revisan más abajo, pero a veces es provocado por una luxación del coxis.
FACTORES DE RIESGO DE DOLOR DE ESPALDA DURANTE EL EMBARAZO.
Varios factores propios del embarazo y el parto pueden facilitar que aparezca dolor lumbar. Entre ellos:
La relajación de la musculatura abdominal. En condiciones normales, el equilibrio de la tensión de la musculatura abdominal y de la espalda contribuye a que la musculatura se mantenga recta, pero durante el embarazo es necesario que se relaje estos músculos para permitir el crecimiento del útero. Una forma de prevenir la aparición precoz de esta relajación muscular es mantener los músculos abdominales firmes antes de quedarse embarazada.
Otra razón para plantearse estar en forma antes de ser madre es que la relajación de la musculatura abdominal hace que la embarazada se arquee hacia atrás y use excesivamente la musculatura de la espalda para mantener el equilibrio. Esta postura debe evitarse en la medida de lo posible porque es una causa importante de contracturas y dolor que en muchas ocasiones también se irradia a la pierna.
La falta de potencia de los glúteos.
Los glúteos también tienen una función importante en el organismo porque estabilizan la pelvis y aportan un apoyo estable a la zona lumbar. Esta función se puede ver afectada durante el embarazo como consecuencia del aumento de peso y la variación de la columna vertebral. Esta situación provoca dolor y se puede prevenir si los glúteos son potentes. De nuevo vemos la importancia de la forma física para cuidar de la espalda.
Sedentarismo.
Pueden darse casos en los que el ginecólogo recomiende reposo a las embarazadas pero si este no es el caso no hay ninguna excusa para el sedentarismo porque es un factor de riesgo de dolor de espalda.
El ejercicio físico mantiene en buen estado los reflejos, imprescindibles para la coordinación entre la musculatura abdominal y la de la espalda, o lo que es lo mismo, para mantener el equilibrio tanto en estado de reposo como en movimiento.
Además, el sedentarismo provoca una pérdida de fuerza y masa muscular, y por tanto, la probabilidad de que la musculatura se sobrecargue o lesione es mayor.
El aumento de peso.
El aumento de peso hace que la musculatura de la zona lumbar deba trabajar más y agrava la tendencia a su contractura desencadenada por los factores anteriores, especialmente si ya antes del embarazo la musculatura abdominal y de la espalda no eran potentes.
Además, en el embarazo el aumento de peso se localiza en la parte anterior del cuerpo, lo cual produce una sobrecarga en la zona delantera del disco intervertebral, lo que aumenta la presión en la pared posterior del disco, que es más fina que la anterior. Eso facilita que pueda originarse una fisura, protrusión o hernia discal, que puede provocar dolor lumbar y ciática.
El parto.
Es muy frecuente padecer dolor en la zona baja de la espalda durante el parto e inmediatamente después. Varios mecanismos pueden causarlo:
* Esfuerzo muscular: Algunos partos pueden suponer un esfuerzo importante, que puede causar una contractura muscular que durará varios días.* Alteraciones en las articulaciones de la pelvis. Durante el parto, la pelvis se dilata para permitir la salida del feto. En condiciones normales, esa dilatación es mínima y se produce por la relativa separación de los huesos que forman el pubis, en la parte anterior de la pelvis. El desequilibrio relativo entre el diámetro de la pelvis de la madre y el tamaño del niño es una de las causas que pueden producir una dilatación excesiva de la pelvis. Esta dilatación puede afectar a las articulaciones sacroilíacas, en la parte posterior de la pelvis, que son las que unen la pelvis a la columna vertebral. Si eso ocurre, puede aparecer dolor y contractura muscular en la zona lumbar baja y las nalgas.* Excepcionalmente, el esfuerzo del parto puede desencadenar una fisura, protrusión o hernia discal. En ese caso, puede aparecer dolor en la zona baja de la espalda o ciática.* Luxación del coxis. Si durante el parto el paso del feto empuja el coxis hacia atrás, estirando o rompiendo fibras del ligamento que lo une al sacro, el coxis puede quedar desplazado. Es lo que se denomina luxación del coxis y puede producir un dolor intenso en la rabadilla, al final de la columna vertebral, sobre todo al sentarse sobre una superficie dura.
Prevenir el dolor de espalda durante el embarazo.
* Las medidas más eficaces para prevenir el dolor de espalda en el embarazo y el parto son:* Evitar el reposo salvo que sea necesario por motivos médicos.* Cumplir las normas de higiene postural.* Hacer ejercicios para entrenar y fortalecer los músculos cuyo funcionamiento depende la espalda.* Algunos especialistas recomiendan el uso de fajas pélvicas (que no rodean la cintura sino las caderas) para ayudar a los glúteos en su función. Aunque de momento no hay estudios que demuestren su eficacia, pueden usarse durante el embarazo o después del parto, cuando el dolor se deba a la afectación de la articulación posterior de la pelvis.* Aunque durante el embarazo no se pueden administrar algunos medicamentos por los efectos perjudiciales que pueden tener para el feto, actualmente existen tratamientos capaces de tratar el dolor de espalda satisfactoriamente. Si el dolor resiste las medidas generales, la intervención neurorreflejoterápica es una opción especialmente indicada.


Fuente:

Periodista Digital

18 de Julio de 2008



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