martes, 4 de septiembre de 2007

Horas extra de estética para el triunfo laboral


Los grandes ejecutivos buscan el secreto de la eterna juventud para mantener su estatus Silvia Capafons - Madrid
Visitar el quirófano, pincharse botox o solicitar unos dientes de anuncio ha dejado de tener como único objetivo verse guapo. En Estados Unidos, el sector ejecutivo se ha percatado de que las arrugas en la frente transmiten preo- cupación, en el ceño, enfado, y una barriga o papada prominentes, un relajo excesivo. ¿Nos convencería igual un comercial joven, guapo y jovial, que otro entrado en años, en kilos y en arrugas malcaradas? Según la Academia Estadounidense de Cirugía Plástica y Reconstructora, el 22 por ciento de los hombres y el 15 de las mujeres que solicitan este tipo de intervenciones lo hacen por motivos laborales, algo que empieza a contagiarse en nuestro país, donde el aumento total en los últimos cinco años ha sido del 135 por ciento, datos de la Sociedad Española de Cirugía y Medicina Cosmética (SEMCC). Agentes inmobiliarios, directivos de empresas y pilotos aéreos son, según los expertos, los primeros en recurrir a ello. Y es que la vida profesional tiende a estirarse, pero no así el reloj biológico. Puestos a mejorar la apariencia, ¿bisturí, sí o no? Quien lleva los pantalones La tendencia se decanta más por los nuevos materiales y la tecnología avanzada de la medicina estética: más que nunca se lleva la naturalidad. La doctora Paz Pardos, directora médica de la Clínica Bari (Madrid) cuenta a LA RAZÓN que «hay un segmento amplio que descarta la cirugía y busca recursos mínimamente invasivos sin que sea necesaria una baja laboral, aunque también existe un sector de hombres que lo que hacen es posponerla cuando la medicina estética se queda corta: liposucción de barriga, corregir orejas de soplillo, rinoplastias...». Quizá porque aún son ellos los que a menudo siguen llevando los pantalones en los puestos directivos, quizá porque cada vez más se suben al carro de la estética, o porque necesitan justificarlo, son mayoritariamente hombres los protagonistas de las llamadas técnicas de ejecutivo. Los roles se acercan y los viejos prejuicios masculinos se rompen.«De nuestros pacientes, al menos un 30 por ciento son hombres», explica la doctora Pardos. «El perfil es el de un profesional activo, en torno a los 40 o 50 años y de poder adquisitivo medio-alto. Vienen buscando una apariencia más joven en un mundo laboral muy competitivo, en el cual la imagen y la juventud son activos muy cotizados». La ley de oferta y demanda Agradar, ese es el objetivo. Resultar atractivo, de rasgos agradables, aportar confianza... y ganar más. Un estudio realizado en 1994 por la Universidad de Texas y la Estatal de Michigan reveló que los profesionales con una belleza por encima de la media obtienen mejores salarios. ¿Cuáles son los medios que lo hacen posible? Para la doctora Pardos, lo que más preocupa son las arrugas alrededor de los ojos (las patas de gallo) y la expresión de dureza de un entrecejo marcado. «En este caso funciona bien Vistabel (nombre comercial del Botox para uso cosmético), que consiste en la infiltración de una proteína que bloquea transitoriamente la transmisión de impulsos nerviosos, lo que provoca la relajación del músculo. Bastan 15 minutos, la técnica es ambulatoria y el paciente se reincorpora a la actividad habitual de inmediato». Sucede lo mismo con las infiltraciones de relleno, destinadas a arrugas más marcadas en surcos nasogenianos, frente o mentón. Según el doctor Ricardo Ruiz, de la AEDV (Academia de Dermatología Española) y director de la Clínica Dermatológica Internacional, «el material que mejor funciona es el ácido hialurónico, una molécula presente en la piel y responsable de su elasticidad que disminuye con el tiempo, por lo que el organismo la reabsorbe, no precisa de pruebas de alergia ni tiene efectos secundarios». O con un peeling, capaz de renovar la piel, rejuvenecerla y eliminar manchas. También la depilación láser está solicitada. «Los hombres mayores de 45 lo piden cuando hay exceso de vello o está en zonas indeseables, como la espalda o el cuello. Los jóvenes tienden a eliminarlo donde antes era un motivo de orgullo: lo del pelo en pecho es una tendencia a extinguir», explica la doctora Pardos, «o en caso de barbas con propensión a la foliculitis (infección del folículo cuando el pelo es abundante o duro). «El láser Soprano de última generación da grandes resultados y no es doloroso». Lo más, el blanqueamiento Otro punto fuerte: una sonrisa de ensueño. Según Dori Sánchez, higienista dental de la Clínica Rosales (Madrid), el auge del público masculino en su consulta es imparable. «El blanqueamiento es el número uno. Muchas personas no se atreven a sonreír abiertamente si sus dientes no están bien». Frente al láser en una sola sesión, en Rosales la apuesta apunta al tratamiento combinado con gel de peróxido de carbamida, más duradero. «Permite realizar un tratamiento personalizado, con seguimiento en casa. A veces realizamos un contorneado para igualarlos, y si están desgastados, ponemos carillas de porcelana». Por otro lado, el éxito de los procedimientos sin incisiones está, en parte, en no necesitar tiempo de post-operatorio: por un lado, permiten la continuidad laboral, y por otro, la discreción de cara a los colegas. Para el cirujano plástico Roger Amar, especializado en inyecciones de células madre extraídas de la propia grasa (FAMI), «evolucionamos hacia métodos menos traumáticos, con resultados cada vez más naturales y recuperación corta. La cirugía estará apoyada por tratamientos hormonales que mejorarán aún más dichos resultados. Sobre todo en Europa, donde los cánones de belleza persiguen una mayor sutilidad que en EE UU». No quita para que muchos profesionales le den el voto de confianza a otros procedimientos definitivos a la hora de eliminar el michelín o corregir algún rasgo: aunque también puede tratarse con mesoterapia (inyecciones de activos lipolíticos) y radiofrecuencia, la liposucción en la papada, y también en abdomen, así como el lifting, la otoplastia (cirugía de las orejas) o rinoplastia (de la nariz), están a la orden del día para mejorar el caché profesional. Todo sea por un ascenso
Fuente:
La Razón
4 de Septiembre de 2007
http://www.larazon.es/noticias/noti_viv32599.htm
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