miércoles, 10 de octubre de 2007

¡Respira y relájate!


Cuando se vive en constante estrés, se producen cambios bruscos de ánimo, nerviosismo, dificultades para concentrarse, trastornos digestivos


El Universal

Martes 09 de octubre de 2007

Cuando se vive en constante estrés, se producen cambios bruscos de ánimo, nerviosismo, dificultades para concentrarse, trastornos digestivos, bloqueo del potencial creativo, baja de autoestima, disminución de la memoria, depresión, falta de sueño, de hambre y de apetito sexual, y, cosa alarmante, dificultades para pensar lógicamente y tomar decisiones.
Los males del empleado
Estos malestares no son los únicos que se ocasionan por largas jornadas en una oficina.
Según reporta la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, también se sufre dolor en la mano por el uso del mouse, pues tenerla prácticamente inmóvil por demasiado tiempo, provoca hormigueo y hasta dolor. Además, son recurrentes las enfermedades respiratorias, porque la mayoría de las oficinas refrescan el ambiente con aire acondicionado, y a través de éste se diseminan los microbios.
¿Otros males? Cansancio visual precoz, pues personas con menos de 40 años ya presentan dolor de ojos y de cabeza, cuando hasta hace no mucho tiempo, estos síntomas sólo afectaban a mayores; várices, provocadas por estar mucho tiempo de pie o sentado, sobre todo con las piernas cruzadas, porque esta postura causa irritación en las paredes venosas y se dificulta entonces el retorno sanguíneo; trastornos estomacales y sobrepeso, pues casi siempre se hacen comidas rápidas y deficientes.
Todas estas dolencias se traducen también en pérdidas para la empresa: ausentismo, excesiva rotación de personal y deterioro en el rendimiento y la productividad.
“El cansancio y la fatiga no sólo afectan al cuerpo; también el estado emocional, las aspiraciones personales y el gusto por el trabajo”, dice Leonardo Favela, instructor de yoga de AgoraLucis, centro de luz y energía, ubicado en Polanco, que promueve la salud y bienestar de cuerpo, mente y espíritu. www.agoralucis.com.
Un cuerpo incómodo
Generalmente, cuando trabajamos frente a la computadora, nos encorvamos, inclinamos la cabeza hacia delante para ver de cerca el monitor, cruzamos las piernas, movemos mecánicamente la mano que maneja el mouse, mientras que en el otro brazo se genera tensión por estar inmovil.
Como primera medida para evitar o revertir las consecuencias del estrés laboral, la Organización Mundial de la Salud aconseja cursos de relajación.
“Un cuerpo incómodo tiene una mente incómoda. El yoga ofrece armonizar y restablecer la correcta alineación de nuestros cuerpos, el físico, el espiritual, el emocional y el energético, pues cuando no están en sincronía hay perturbaciones.
“Si hacemos yoga, podemos alinear todos nuestros cuerpos mediante el fortalecimiento de los músculos y flexibilización de las articulaciones, de modo que la energía fluya libremente”, agrega Leonardo Favela, quien tiene casi 20 años de practicar esta disciplina milenaria.
Yoga en la oficina
“Uno de los principios del yoga consiste en que sus posturas clásicas siempre se podrán adaptar a nuestras circunstancias particulares.
“El hatha yoga tiene movimientos que se pueden llevar al cabo en cualquier lugar, como lo es una oficina, en la que se tienen apenas unos segundos para liberar la tensión. Para lograr mejores resultados, es conveniente seguir realizándolos en casa y también bajo la supervisión de un instructor en un centro de salud holística”, asevera el entrevistado.
Aprende a relajarte
En todos los ejercicios es importante respirar conscientemente.
3. Sentada en la orilla de la silla, con los pies sobre el piso y la espalda recta, gira el torso hacia la derecha y toma el descansa brazos unos segundos. Regresa a la postura inicial y gira hacia el otro lado.
4. Entrelaza las manos a tu espalda. Primero con palmas hacia afuera y luego hacia adentro.
5. Coloca la mano derecha en el descansa brazo y estira esa pierna y trata de alcanzarla, sin doblar la espalda, con la mano izquierda. Repite este movimiento cambiando de mano y de pie.
6. Coloca la mano derecha en el descansa brazo, estira el brazo izquierdo hacia arriba e inclínate hacia un lado. Repite del otro lado.
7. Dobla la pierna derecha, sujétala con tus manos y trata de pegarla a tu cuerpo. Haz lo mismo con la otra pierna.
8. Inclina tu espalda lentamente hacia abajo lo más que puedas y trata de tocar el piso con tus palmas. Permanece así unos segundos.
9. De pie, estira la espalda y luego bájala lentamente (sin encorvarte) y toca el asiento. Incorpórate y repite el movimiento.
10. También de pie, estira la espalda e inclínate hacia delante poco a poco. Toma los brazos de un compañero (que hará lo mismo que tú). No te encorves.


Fuente:

El Universal

10 de Octubre de 2007



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