“¡Qué buena cara tienes!”. Seguro que algún día se lo han comentado, normalmente tras la vuelta de las vacaciones o, quizás, después de una noche de sueño reparador. En el mundo sajón se habla de beauty sleep para referirse a ese delicioso y profundo sueño que es una de las mejores recetas de belleza que existe. Y es que no hay duda: robarle horas al descanso se paga. A largo plazo, envejece, ya que se ha demostrado que la falta de sueño supone una durísima agresión para el organismo. Pero incluso cuando las noches cortas son sólo eventos aislados y ocasionales, cara y cuerpo lo acusan y nos delatan. Y las noches de verano son muy propicias para acabar restándole horas al sueño en pro de la diversión. Por ello, si al día siguiente hay que trabajar, y no se puede recurrir al comodín de una buena siesta, el maquillaje puede ejercer su magia para atenuar los signos más notables. Tome nota:
El primer paso es usar siempre una crema que calme la sed de la piel, o, aún mejor, una mascarilla hidratante o de efecto lifting, para devolver al cutis el frescor perdido. Huya de las texturas mates, que acentúan el aire apagado de la tez. Conviene recurrir a bases muy ligeras y fluidas que unifiquen y mejoren el color de la piel, pero siempre con un acabado jugoso.
El colorido debe ser muy suave. ¡Nada de tonos intensos o trazos marcados! Basta con un velo de sombra clara sobre el párpado móvil, corrector de ojeras bien aplicados y apenas una insinuación de máscara de pestañas. Mime los labios con un buen bálsamo, que puede completar con algo de brillo con color, siempre y cuando sea en un tono muy natural. El colorete será su mejor aliado, apostando por fórmulas y tonos ligeros y transparentes, que se fundan totalmente con la piel.
También existe el viejo truco de las estrellas de cine: llenar el lavabo con agua fría, añadirle unos hielos y sumergir el rostro unos minutos. Para quienes prefieran métodos menos extremos, lo mejor son los productos de efecto flash. Y si dispone de un poco más de tiempo y quiere conseguir una piel más luminosa, nada como seguir un tratamiento de peeling. Los nuevos kits de dermoabrasión con masajeador consiguen dejar una piel más fina y luminosa, si se usan regularmente.
El primer paso es usar siempre una crema que calme la sed de la piel, o, aún mejor, una mascarilla hidratante o de efecto lifting, para devolver al cutis el frescor perdido. Huya de las texturas mates, que acentúan el aire apagado de la tez. Conviene recurrir a bases muy ligeras y fluidas que unifiquen y mejoren el color de la piel, pero siempre con un acabado jugoso.
El colorido debe ser muy suave. ¡Nada de tonos intensos o trazos marcados! Basta con un velo de sombra clara sobre el párpado móvil, corrector de ojeras bien aplicados y apenas una insinuación de máscara de pestañas. Mime los labios con un buen bálsamo, que puede completar con algo de brillo con color, siempre y cuando sea en un tono muy natural. El colorete será su mejor aliado, apostando por fórmulas y tonos ligeros y transparentes, que se fundan totalmente con la piel.
También existe el viejo truco de las estrellas de cine: llenar el lavabo con agua fría, añadirle unos hielos y sumergir el rostro unos minutos. Para quienes prefieran métodos menos extremos, lo mejor son los productos de efecto flash. Y si dispone de un poco más de tiempo y quiere conseguir una piel más luminosa, nada como seguir un tratamiento de peeling. Los nuevos kits de dermoabrasión con masajeador consiguen dejar una piel más fina y luminosa, si se usan regularmente.
Fuente:
Hola.com
10 de Junio de 2008
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